Zipi y Zape y el club de la canica

Zipi: El rubio: carismático, perspicaz y enamoradizo. Zipi afronta su llegada al Colegio Esperanza -un internado de verano- tranquilo porque tiene todo lo que necesita: a su hermano Zape. De ahí que se lance con entusiasmo a formar el Club de la Canica y a la búsqueda del tesoro del Esperanza. Pero Zipi va a descubrir que en la vida hay algo más que gamberradas al enamorarse perdidamente de Matilde, la sobrina del malvado director Falconetti. Lo que no sabe es que el amor tiene más peligro que una bolsa de petardos y que la chica va a conseguir lo que ningún adulto ha conseguido antes: separar a los dos hermanos. 

Zape: El moreno: rebelde, valiente y leal. Aferrado a su tirachinas, siente tanto respeto por la autoridad como interés por los libros de texto, requisitos que le convierten en candidato perfecto para dirigir el Club de la Canica y liderar la revolución contra el Colegio Esperanza y su terrible director. Le encanta que al círculo de confianza que tiene con su hermano se sumen Micro y Filo, pero ve con malos ojos la llegada de Matilde. Las chicas siempre traen problemas. Y no sabe hasta qué punto, sobre todo cuando el amor por esa chica se interpone en la búsqueda del misterioso tesoro del Esperanza. 

Falconetti: Director del Centro Esperanza, Falconetti controla el colegio con mano de hierro y parche en el ojo. Su obsesión es lograr que sus alumnos dejen de ser niños y se comporten como adultos. De ahí que prohíba por completo el juego, los juguetes y cualquier forma de diversión. Pero su autoridad queda por primera vez cuestionada con la llegada de Zipi y Zape. Por supuesto Falconetti no piensa tolerarlo y no quitará su único ojo de encima de los dos hermanos: el Esperanza guarda demasiados secretos en su interior. Tantos como el pasado del propio Falconetti. 

Matilde: Matilde es astuta, aventurera y decidida además de guapa, dulce y simpática. En otras palabras, nadie diría que es sobrina de Falconetti. Y sin embargo lo es, de ahí que también pase el verano en el colegio Esperanza, donde pronto va a descubrir que lo único divertido que puede hacer en un sitio como ese es unirse al recién formado Club de la Canica. Y si para ello tiene que demostrar que las chicas son más listas que los chicos, pues lo demuestra y punto. Lo que no está tan claro es que piensa hacer cuando Zipi se enamore de ella y empiece a cortejarla. Porque puede que ella en quién se haya fijado es en otro hermano, igual de rebelde, igual de gamberro, pero un poco más? moreno.

Micro: Micro es el cerebro del Club de la Canica. El problema es que su cerebro, a su vez, está demasiado ocupado por fobias, alergias y miedos permanentes. Micro siempre ha sido blanco fácil para abusones: demasiado pequeño, demasiado flojo, demasiado bueno. Pero eso se acabó, ahora es miembro del mejor club de todos: el Club de la Canica. Un club que le va a permitir sentirse por primera vez querido, pero también sentirse vivo. Va a olvidarse de sus miedos y lanzarse de lleno a una aventura de verdad en la que él y sus amigos van a ser los protagonistas. El empollón está a punto de aprender la lección más importante de todas: que hay cosas que no se aprenden en los libros de texto.  

Filo: Filo no es demasiado listo, ni demasiado valiente, ni siquiera era demasiado problemático para ingresar en el Colegio Esperanza. Pero allí está, siendo arrollado por el increíble carisma de los mellizos. Zipi y Zape han puesto patas arriba el internado y también su vida. Ni en sus peores pesadillas habría imaginado que ingresar en el Club de la Canica le depararía frenéticas carreras y saltos al vacío. Puede que antes suspendiera gimnasia, pero Filo parece condenado a aprobar todos los retos de esta nueva aventura... y con nota. 

Sebastián Esperanza: Sebastián Esperanza es el gran fundador del Colegio al que da nombre. Décadas después de su muerte, la majestuosa estatua levantada en su honor reina en el jardín. Un símbolo que recuerda a los alumnos cada día los valores de disciplina y rectitud con los que forjó el centro años atrás. Pero la estatua de Sebastián, como su propia biografía, esconde un secreto que alguien se ha empeñado en ocultar durante demasiado tiempo. Un secreto que todos parecen dispuestos a desenterrar. Todos menos Falconetti.